Beneficios de entrenar el cerebro
Las neurociencias confirman la importancia del cerebro como el tablero de comando del organismo. Sin embargo la mayoría de las personan usan el 100% del hardware cerebral pero el rendimiento no supera habitualmente el 10% de su capacidad potencial.
Las fallas comienzan en la educación. A nadie se le ocurriría enviar a un soldado a la guerra sin enseñarle antes a manejar las armas, pero las personas van la batalla de la vida sin aprender cómo funciona y cómo usar su recurso más preciado.
Hoy se habla mucho de neurociencias pero sus notables avances no han bajado a la educación. Se han escrito miles de libros y dictado conferencias brillantes sobre el tema, pero nada de eso le llega a la gente, que sigue estudiando pero no aprendiendo, con los métodos tradicionales.
Es cierto que las neurociencias están de moda, pero no llegaron a la escuela. Desde la “década del cerebro” (1990-2000), a través de neuroimágenes, es posible observar al cerebro mientras piensa y experimentar con ilusiones ópticas y percepciones subliminales que no llegan a la conciencia.
Durante siglos la conciencia fue un tema filosófico, al extremo que el padre de la ciencia cognitiva -Geoge Miller- propuso dejar de usar el término en 1962 y hoy está a la vanguardia neurocientífica.
En abril de 2013, el presidente de EEUU Barack Obama, anunció el plan BRAIN: “podemos identificar galaxias que están a años luz, estudiar partículas más pequeñas que un átomo, pero no hemos desentrañado el misterio de ese kilo y medio de materia situada entre las orejas”.
Todo cambió cuando se pudieron realizar experimentos precisos. Lo que sienten o dicen los participantes se coteja con las imágenes obtenidas con tecnologías de punta. Algo importante que se pudo detectar es que ciertas imágenes se tornan invisibles a la mirada.
En el video “El gorila invisible” de Simons y Chabris, el observador debe concentrarse en contar los pases entre varios jugadores de básquet y no ve al gorila que recorre la escena.
También el cerebro falla al interpretar lo que ve, una cosa es la percepción y otra la realidad. Sin embargo la persona le asigna más importancia a su percepción que a la realidad.
Ver para creer
La mente, fuera del ámbito de la fe religiosa, busca evidencias concretas para fundamentar sus creencias. Para eso la vista le resulta el sentido más confiable para distinguir lo verdadero de lo falso. Las ilusiones ópticas ponen en duda esa convicción. Es posible construir figuras que engañan a la percepción. No importa que le digan que es una ilusión, el cerebro se rehúsa a ver hasta que finalmente cambia su mirada por otra más abierta a lo que está visualizando.
Cuando se le pregunta si puede ver al triángulo blanco, se asombra luego al comprobar que no existe, que se trata de una ilusión óptica creada específicamente para distorsionar la percepción.
Lo vi con mis propios ojos. La tecnología está derribando el mito de tal certeza. El Photoshop puede crear imágenes alteradas para engañar a los sentidos. Pero el cerebro sigue confiando en las filmaciones. Sin embargo la inteligencia artificial es capaz de tomar una foto y generar los movimientos faciales y de la boca que le hagan recitar cualquier texto. Otra nueva tecnología permite crear nuevos rostros de personas que no existen. Se puede lograr que alguien diga algo que nunca dijo, o ver personas sin poder saber si existen o no. En la era de las noticias falsas y de la posverdad, se abren infinitas opciones para falsificar los hechos. La justicia se basa en el uso de pruebas como grabaciones de audio, videos o testimonios de lo que alguien dice haber visto. El sistema de testigos afirmando que lo vieron con sus propios ojos pierde relevancia no sólo ante las alteraciones de la percepción y la manipulación, sino también ante las fallas de la memoria.
¿Qué pasará en el axioma “ver para creer” cuando ya no se pueda creer en nada de lo que se ve? ¿En qué basar las convicciones cuando la evidencia material pueda ser digitalmente creada o alterada?
Hacer varias cosas a la vez
Los tests modernos derriban otros mitos como el multitasking. No es cierto que se puedan hacer varias tareas a la vez: sólo una; las otras quedan en espera. Para tomar conciencia no basta con prestar atención a algo: hay que ingresarlo, retenerlo y poder comunicarlo.
Al principio, el aprendizaje de la mecanografía es lento y atento a cada movimiento, pero en pocas semanas se puede escribir al tacto. Cuando una conducta se automatiza pasa de lo consciente al inconsciente. Si resucitara un neurocirujano del siglo pasado se sentiría perdido en el quirófano moderno. En cambio, si resucitara un maestro estaría muy cómodo en el aula.
Ante tantas fallas y mitos, es indudable el beneficio que tendría la sociedad en su conjunto al evitarlos. Para eso se debería convertir a la escuela en el gran laboratorio social donde los niños aprendan a usar su cerebro. La educación es una industria pesada, porque el futuro está sentado en el banco de la escuela. Como dijo Rabelais: “La ciencia sin conciencia es la ruina del alma”.
Descubrir la propia inteligencia
Siguiendo la moderna teoría de las inteligencias múltiples todas las personas tienen un genio interior, que no descubren, porque el sistema educativo busca uniformar en vez de sacar de adentro la vocación y desarrollar y entrenar luego su talento especial.
Como resultado de esta falla sistémica los niños se aburren en la escuela porque los obligan a estudiar materias que no le interesan y tampoco les enseñan a usar el cerebro, lo que les permitiría aprender mejor y en menor tiempo, esos conocimientos que no les interesan pero que son importantes y además, ganar horas al día para dedicarlas a los temas que lo apasionan.
Hay algunas personas que descubren al genio interior, pero luego el mismo queda atrapado en la lámpara de Aladino. ¿Qué les pasó? Descubrieron el QUÉ pero les falta el CÓMO.
Beneficios de las inteligencias complementarias
Todos tenemos una fuente de energía. Es un poder interior que el mundo conoce como empowerment y que se convierte en poder inteligente (smart power) cuando conjuga el querer con la eficacia. Acceder al querer implica armonizar la vocación, el talento y el mercado laboral. La energía se bloquea por varias razones. La primera es desconocer la misión personal en este mundo, entonces la energía se detiene y deja de circular.
Las inteligencias múltiples no miden la inteligencia tan solo con el coeficiente intelectual. Afirman que se puede ser inteligente de diferentes modos. El enfoque clásico no hizo foco en la vocación. Pero como dijo Séneca: “no hay vientos favorables si no sabes a dónde quieres llegar”.
No alcanza con saber lo que se quiere; sin conseguirlo el deseo se frustra. Lo mismo ocurre si la carrera se elige por imposición familiar o de la sociedad de consumo, la que brinda un radar para imitar a ricos y famosos pero no la brújula del autoconocimiento. La inteligencia se bloquea además por carencias metodológicas. Nietzche dijo que los métodos son la mayor riqueza del hombre.
Un primer desajuste es la desinteligencia emocional, la falta de correspondencia entre la vocación y las emociones que se experimentan en la actividad diaria. También se bloquea el querer por falta de imaginación, o por la bohemia: calentar la pava pero no tomar el mate.
El bloqueo estratégico es no saber fijar metas; fallar al planear es planear fracasar. Otro error es no saber ejecutar el plan. Son destrezas que deben entrenarse (aprender a aprender y a emprender).
Una virtud clave es la inteligencia social: implica elegir bien a los que nos acompañarán en la ruta de la vida. El capital social es la sumatoria de las relaciones productivas. Podemos seguir enumerando inteligencias múltiples pero conviene saber que el verdadero “desarrollo” no es lo que tenemos sino lo que hacemos con eso, para convertir el espíritu en materia. Para que el genio que llevamos dentro no quede encerrado en la lámpara de Aladino, debemos saber crear ideas y llevarlas la práctica. Para lograrlo se necesita un coach que facilite concretar la vocación. Por eso, la educación debe ser la industria pesada, porque es la que fabrica a los ciudadanos del futuro.
Lo que no se mide no se puede mejora
Cada año que pasa deja una marca en el cerebro y si no se mide no se puede superar. El “Test de rendimiento intelectual”, permite ver cómo funciona la mente y conocer las neurotécnicas que potencian su rendimiento. Se parte de un test inicial para medir el rendimiento actual. Luego se realiza una comparación con los modelos de excelencia (bench marking) para incentivar la emulación de las mentes brillantes. El tercer paso es capacitarse para reducir la brecha mediante la PNL (programación neurolingüística).
Crear nuevas redes neuronales
La neuroplasticidad es la capacidad que posee el cerebro de formar rutas neuronales, lo que le permite adaptarse al cambio o reformatearse modificando las redes que lo conectan o creando rutas nuevas. Así su organización cambia, y las que no se usan se pierden. Hay redes reactivas que resuelven problemas de corta duración, otras implican un cambio estable. Es el encuentro de la memoria y el aprendizaje. Piaget descubrió que la evolución del psiquismo opera asimilando lo nuevo. Ninguna novedad es absoluta, lo nuevo se aprende con lo viejo. La acomodación es la modificación causada por la asimilación de lo nuevo.
Aprender modifica al cerebro, cuya maduración es evolutiva e influenciada por lo que aprende.
Lo último en madurar es la zona frontal, la que inhibe las respuestas impulsivas, decide, planifica y alcanza la flexibilidad intelectual. Las neuronas echan chispas o señales eléctricas que envían información de los sentidos al cerebro y del cerebro a los músculos. De aquí viene el dicho de “Se me prendió la lamparita”. Las sinapsis entre neuronas forman redes. La plasticidad de largo plazo surge en redes cuya actividad está correlacionada, como partes de un proceso.
Las neurociencias son un trabajo multidisciplinario, a contrario sensu de las antiguas divisiones en departamentos. Hasta hoy los neurocientíficos se habían preocupado del estudio de neuronas únicas, ahora privilegian las redes, pues las enfermedades se observan como fallas en su funcionamiento.
Educando al gigante dormido
Las neuronas se desarrollan desde un patrón genético, que es moldeado por las exigencias del entorno. Sin estimulación, los circuitos neuronales que tienen que eliminarse, no se eliminan, y los que tienen que quedar, desaparecen.
El cerebro es un órgano suficientemente hábil y flexible para adaptarse a un destino mejor, los estímulos positivos favorecen a la predisposición genética ¿Qué otra inversión pública podría ser más prioritaria que alimentar, curar y educar a un cerebro en desarrollo?
La materia prima principal de una persona es la materia gris, que no se desarrolla naturalmente como la lechuga, sino que depende de la educación.
Hay dos sistemas protectores: el sistema externo que defiende del entorno y el interno de lo que pasa en el interior del organismo. El pensamiento es tan real como cualquier cosa, la imaginación permite anticiparse, prepararse y encender la respuesta.
Si pensar produce estrés y no podemos apagarlo, nos dirigimos a la enfermedad, porque el cuerpo no soporta un desequilibrio tanto tiempo. Ansiedad, desórdenes obsesivos, insomnio, depresión, son creados por la química del estrés que los activa. Cargando la energía sólo en el sistema externo, no hay energía para el interno, para proyectos a largo plazo de reparación, crecimiento y regeneración.
Neuroeducación
Hay que descorrer el velo que impide conectarse con la vocación, “conócete a ti mismo”. Muchos se desvían y surge la insatisfacción. Ir contra natura afecta la salud física y mental. El lóbulo frontal derecho crea las ideas, el izquierdo analiza, encuentra errores, fija prioridades, elige mejores soluciones. El lóbulo posterior basal izquierdo es sensorial, se especializa en secuencias, rutinas, reglas, es objetivo y trabaja con las cosas como son. El posterior derecho o sentimental coordina lo que ve con lo que siente, crea armonía, paz y privilegia a las personas.
Cada persona tiene un tipo dominante, el error es no ser auténtico. Aparece el estrés por no atender la ley de Pareto: ese 20 % que genera el 80 % de los resultados. Lo importante es cambiar la percepción, sin ser un iluso. Ser pesimista en el pensamiento pero optimista en la acción.
Usar la brújula interior es 100 veces más efectivo que entrenarse para hacer lo que disgusta.
El ideal es combinar las fortalezas y compensar debilidades asociándose con cerebros complementarios. Es la esencia del trabajo en equipo. La educación al tratar a todos por igual no desarrolla al genio que llevamos dentro. Los equipos de alta performance nuclean diversidad y competencia. Reúnen al inventor de las ideas, al innovador que las produce, al estabilizador que genera la rutina y al armonizador que las conecta con el mercado. Como el futuro no existe, podemos inventarlo. Si tu trabajo o el tipo de vida que llevas no te hace obtener los beneficios de entrenar tu cerebro, recuerda que lo puedes hacer igual. Cambiar es hoy una opción muy factible.
Dr. Horacio Krell Director de Ilvem horaciokrell@ilvem.com
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