Cómo comprender y retener con lectura veloz
En el mundo no hay conciencia clara sobre el valor de la lectura, ni una visión estratégica sobre los beneficios que promueve.
Nacemos con una capacidad que debemos potenciar, y con la posibilidad de expandir nuestra naturaleza para llegar a ser individuos únicos y excepcionales.El cerebro del niño al nacer es como una página en blanco. El animal nace listo para vivir, el niño sobrevive gracias al amor de sus padres y se desarrollará a lo largo de los años a través de la educación y la cultura.
El cerebro del niño es una página en construcción.
La libertad del pájaro
El pájaro no es libre porque vuela, nace condicionado, no puede elegir, sólo puede volar. El niño tiene la plasticidad neuronal necesaria para cambiar. Lo que aprende se instala en la cadena de neuronas que soportan el aprendizaje. Cada huella mnémica – el registro corporal de las vivencias – modifica su cerebro sumándose a la red formada por las huellas preexistentes. 100.000 millones de neuronas se comunican en milésimas de segundo en sinapsis o puntos de encuentro. Cuanto más diversas y ricas sean esas redes más se desarrollan.
Las neuronas que no participan se deprimen y mueren. Las que participan en la gimnasia mental neuróbica se mantienen vivas y radiantes. Para escapar al condicionamiento biológico el cerebro dispone de los lóbulos frontales, la sede de los proyectos y de la libertad que le permitirán ser el arquitecto de su propio destino. Educar viene de “educare”, es sacar de adentro el potencial
La importancia de la educación
A un soldado lo preparan para la guerra, le enseñan antes a manejar el arma. Pero al niño que debe librar la batalla de la vida no se le enseña usar su principal herramienta que es su cerebro.
Se ha naturalizado que aprenderá a usar el cerebro sin herramientas, que es cuestión de voluntad y esfuerzo. Como dijo Sarmiento: “La letra con sangre entra”. Sin embargo el esfuerzo tiene un límite práctico: la ley de los rendimientos decrecientes. En la primera hora uno se halla en mejores condiciones físicas para el estudio, luego el cansancio disminuye la capacidad y si se insiste cada vez se rinde menos. Aplicar mayor cantidad del factor tiempo ya no servirá.
El valor la lectura
¿Por qué el hombre, indefenso al nacer, se convirtió en el dominador del planeta? Porque pudo tallar el alfabeto en su cerebro y crear una herramienta de comunicación que ninguna especie pudo imitar. La vida es muy corta como para intentar aprender todo de la experiencia. Newton lo dijo: “no soy un genio, estoy parado sobre las espaldas de gigantes”.
La paradoja de la sociedad de la información es que mientras la producción de conocimientos crece exponencialmente, las habilidades lectoras se mantienen constantes o disminuyen.
El cambio acelerado requiere una actualización continua para sostener el nivel competitivo.
El problema de la memoria es que si nos detenemos para registrar lo que leemos, dejamos de recibir información, reduciendo la velocidad y el atractivo de leer. En cambio cuando nos mantenemos enfocados en la comprensión como cuando vamos al cine, sin esfuerzo alguno podemos recordar el film que acabamos de ver. Por lo tanto debemos aprender a hacernos la película, a utilizar los dos hemisferios cerebrales en forma conjunta durante la lectura.
En el mundo no hay conciencia clara sobre el valor de la lectura, ni una visión estratégica sobre los beneficios que promueve. Sin embargo, existen programas de capacitación que permiten aumentar de 3 a 10 veces la velocidad y comprensión en la lectura.
La paradoja es que cada vez hay más para leer pero que el día siempre tiene 24 horas.
Hoy la ecuación hombre = tiempo ya no cierra. Esto genera un analfabetismo funcional que caracteriza a quienes saben leer pero no leen. Todos tenemos reloj pero no tenemos tiempo.
La solución de la paradoja es que si bien no podemos aumentar la cantidad de horas que tiene cada día, lo que sí podemos es mejorar nuestras capacidades lectoras.
Analfabetismo funcional
Borges decía que somos lo que somos por lo que leemos. El hombre actual sabe leer pero no lee. En la época de la imagen el ejercicio de lectura es un gran esfuerzo para cerebros quemados. Sin advertirlo nos estamos quedando sin lectores. Es que la imagen brinda su recompensa sin esfuerzo, pero crea un cierto formato de pensamiento y actitudes.
El cerebro procesa información secuencial o simultánea. Esto depende de quién imponga el ritmo. Al leer, es el lector quien manda: lee a su ritmo, regresa sobre un renglón, relee. Leer es como conducir un auto, en cualquier momento podemos detener la marcha para reflexionar. En cambio, ante la imagen de un político en la TV, el medio se impone. El observador no puede interrumpir. Es como viajar en avión, cuando subimos no nos podemos bajar. El procesamiento secuenciado (lectura) provoca la capacidad de reflexionar, el simultaneo (TV) el predominio del impulso. Un impulsivo no sabe esperar, ni reflexionar. Ni siquiera escucha, se aburre porque el mensaje va al ritmo del habla, unas 100 palabras por minuto, y su cerebro procesa imágenes 10 veces más rápido. Este vacío se llena con distracciones y desinterés.
Tim Ferriss, es un especialista en productividad de la Universidad de Princeton y autor de La semana laboral de 4 horas, en 2007). El ideó el Proyecto PX para sus alumnos de pregrado. Y llegó a la conclusión de que cualquier persona puede triplicar su velocidad de lectura siguiendo sus consejos y en tan solo 20 minutos.
Lo que sí se puede. Para evaluar la capacidad de lectura en los test standard de mide el PLM (palabras leídas por minuto) la tasa de comprensión (TC) y el PCM (palabras comprendidas por minuto. Pese a la opinión de Tim Ferriss la experiencia demuestra que el cambio acelerado, sin corregir los hábitos, pierde la batalla a mediano plazo. Comprender como funciona la lectura veloz lleva pocos minutos, pero aprender a modificar los hábitos de lectura lleva 28 días.
Al leer no movemos la vista en forma continua. Lo hacemos en una secuencia de “saltos” de ojo, moviendo el foco visual y posicionando la vista al final del segmento. Luego de cada salto, los lectores no entrenados en general mantienen el foco en ese punto fijo demasiado tiempo. Para experimentarlo cierre un ojo y tape el párpado con la punta del dedo. Luego use el otro ojo para recorrer un renglón sin mover la cabeza. Así podrá notar el mecanismo.
Otro problema difícil de solucionar es que el lector se repite a sí mismo lo que lee, perdiendo el tiempo. Tampoco aprovecha la visión periférica horizontal, que extiende el campo visual.
La técnica convencional obliga a realizar excesivas pausas porque se lee como se escucha. Así al interpretar la palabra escrita por la audición de sus letras o sílabas, recién se comprende al terminar de leerla. Esta lectura es tubular porque al enfocar la unidad y no la frase provoca un efecto similar a querer mirar al mundo por un tubo: “no se entendería nada”.
Test de lectura. Sin sacar la vista del punto intente leer la mayor cantidad de letras.
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M R L D O R W Q M O K T E T Y Z
Ahora pruebe con palabras:
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ESTUDIO CARA MODA LEYES
Y con esta frase:
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LA GUERRA DEL GOLFO
Conclusión: cuando crece el sentido aumenta el campo de visión.
No leemos sólo con los ojos. La lectura es predecible porque el lenguaje también lo es. Ante la frase cortada “el día estaba nu…..” el resto se puede anticipar.
La concentración
En la lectura lenta el cerebro ocupa tan solo el 10 % de su capacidad. Mientras tanto, la parte inactiva produce ideas parásitas que llevan a la distracción. La mente es por naturaleza vagabunda y en una hora se producen alrededor de 300 dispersiones. El que lee lentamente se asemeja al conductor que maneja un auto muy despacio: comete errores al dividir su atención entre numerosos estímulos (la radio, conversar con el acompañante, etc.). En cambio, quien maneja rápido no puede distraerse: su mente se dedica 100% a conducir.
La velocidad de la lectura que se obtiene eliminando intermediarios onerosos (como la repetición labial, la escucha mental de las palabras, etc.), permite un pasaje directo de la información del ojo al cerebro y contribuye a eliminar a los ladrones del tiempo.
Un método casero
Una forma sencilla de conocer la velocidad actual de lectura es elegir 5 renglones de un texto y contar la cantidad total de palabras que contiene. Luego dividir dicha cantidad por 5 para tener la cantidad promedio de palabras por renglón. Luego hay que tomar el cronómetro y leer otra parte del texto durante un minuto y ver la cantidad de renglones que se leyeron, multiplicarla por la cantidad promedio para obtener las palabras leídas por minuto.
La lectura es el motor de la civilización y de la cultura
Es un producto de la mente. Los genes nos brindan los instintos, las reacciones y los movimientos necesarios, y el alimento lo brinda la experiencia. La capacidad de leer y escribir no fue escogida por la selección natural como para incorporarla a la herencia. El tallado del alfabeto en el cerebro representa la victoria de la mente y del espíritu sobre la materia. Los genes que especifican nuestro comportamiento han dejado para el cerebro la sensibilidad ante la experiencia. Como dijo Borges: “no somos lo que somos por lo que escribimos, somos lo que somos por lo que leemos”.
DIFERENTES MÉTODOS DE LECTURA
Clarín, Suplemento Barrio Norte, 21 de Marzo de 2003
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Dr. Horacio Krell Director de Ilvem, mail de contacto horaciokrell@ilvem.com
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