La intuición vs. la evidencia

La intuición siempre es clave al tomar decisiones, en especial en contextos con baja calidad de información o complejos, pero si le sumamos evidencia, con las nuevas tecnologías y con modelos de gestión exitosos, los resultados serán superiores.

“La imaginación al poder”, frase escrita las paredes durante el Mayo francés de 1968, se basó en el ideal surrealista.

La imaginación les permitía conocer lo que se podía llegar a ser. Esa época representó un antes y un después en las apreciaciones ligadas a la historia. El fenómeno acreditó la hipótesis acerca de que el movimiento estudiantil no era un conflicto generacional sino que poseía ingredientes políticos que simbolizaron la disputa con el capitalismo.

La verdad de la imaginación se presentó como exigencia de la acción política y como una ruptura con la opresión, al rebelarse contra los principios del sistema. El cambio generado por la dimensión estética y la imaginación, provocaría una revolución distinta y eficaz. Seamos realistas, pidamos lo imposible. Los estudiantes quisieron llevar la imaginación al poder. Pero la poesía no tuvo método y jugó en contra de lo que quizás podría haber sido posible.

Tipos de imaginación

Imagine una nube con forma de dragón, un gorrión gigante con la cara de Trump, que no exista el paraíso o el infierno, un hipopótamo tamaño mosquito, una víbora que come al león. Lo imaginado puede existir o no (imaginación reproductiva o creativa).

Imaginar es algo que se aprende, es una forma humana de actividad mental. El pensamiento simbólico, la invención de combinaciones, tuvo su desarrollo con la invención del alfabeto.

La imaginación hizo que los primeros humanos generaran inventos que requerían ver mucho más allá del presente: imaginaron un mundo que todavía no existía. Fue una ventaja evolutiva. Pudieron suponer qué pasaba por la cabeza de los otros (teoría de la mente y base de la empatía) necesarias para mantener la cohesión de grupo. Contar historias a la luz del fuego, para darse calor, sorpresa, terror, etc. La imaginación creó uno de sus mayores legados: la cultura.

El tipo de imaginación actual permite crear mundos con diferentes reglas y a creer en utopías. ¿Cuánto duró la imaginación es poder? ¿Pudimos explorar el azar? ¿Decretamos la felicidad? Si hoy todavía recordamos el mayo del 68, es porque algo dejó, nos cambió la manera de mirar y de pensar. Seguimos siendo realistas, pedimos lo imposible. Lo hace el cerebro todos los días.

Meterse en los sueños

Después de minutos de dormir, el cerebro entra en una especie de limbo entre estar despierto y dormido. Durante la primera fase del sueño, que dura unos 5 minutos, la mente se relaja, deja fluir pensamientos menos lógicos y estructurados, se vuelve maleable y menos inhibida. Esto se manifiesta en sueños sobre los cuales se puede ejercer un cierto control.

Dormio es un software que detecta cuando se está por dormir y aprovecha para introducirse. Cuando detecta la fase ensueño, activa estímulos con palabras clave, que guían el sueño. Cuando se está entrando en el sueño profundo, lo despierta para que cuente lo que soñó.

Dormio posee código abierto, cualquier persona con conocimientos de programación, con los manuales, puede instalarlo en su casa. El proyecto incluye estimular la creatividad en la primera fase del sueño, explorar las fases siguientes y ver de cómo puede ser útil para mejorar otros aspectos cognitivos como la memoria y el aprendizaje.

Se detectó actividad cognitiva en estado vegetativo.  Se logró que el paciente se imagine recorriendo su casa, mientras se registraba su actividad cerebral con un resonado.  Cuando la persona imagina, el cerebro produce un patrón característico que puede ser medido.

Imaginarse pegándole a una pelota produce una gran activación en el área motora suplementaria, relacionada con el movimiento y la preparación para la acción. Imaginarse recorriendo la casa, activa regiones asociadas con la orientación en el espacio.

Cuando el cerebro en estado vegetativo produce esta activación, es un indicador de conciencia. Usando su imaginación fue capaz de transmitir que sabía quién era, dónde estaba y qué año era.

También mostró preservada la capacidad de aprender. Por ejemplo, sabía el nombre de la persona que lo cuidaba, a quien no había conocido antes del accidente. También fue capaz de expresar preferencias y confirmar que no sentía dolor. Estas pruebas abren la posibilidad de penetrar en personas en estado vegetativo. Asimismo, contribuyen a ampliar el conocimiento sobre el cuadro clínico, el pronóstico del tratamiento y el tiempo de recuperación.

El efecto anclaje

Muchos creen que sólo el ser humano puede tomar decisiones correctas. El efecto anclaje contamina la opinión mediante información periférica o irrelevante.

Uno experimentos de contaminación mental fue llevado a cabo por los psicólogos Amos Tversky y Daniel Kahneman, que hicieron girar una ruleta marcada con los números del 1 al 100 y, a continuación, formularon a los sujetos del estudio una pregunta que no guardaba relación alguna con el resultado de la rotación de la ruleta: ¿Qué porcentaje de países africanos pertenece a la ONU? Todos dieron una solución aproximada. Lo curioso es que sus respuestas se vieron contaminadas por el número que se había detenido en la ruleta. Si salía un 10, la respuesta típica era un 25 %.

Si salía el 65, la respuesta típica era el 45 %. Este efecto ocurre con frecuencia en nuestra vida cotidiana.

Intuición versus evidencia

La intuición siempre es clave al tomar decisiones, en especial en contextos con baja calidad de información o complejos, pero si le sumamos evidencia, con las nuevas tecnologías y con modelos de gestión exitosos, los resultados serán superiores.

Las personas analíticamente competitivas comienzan con los hechos, siguen con el análisis y terminan con la evaluación. La tecnología facilita el incremento de información. Una gran cantidad es repetitiva, errónea o banal, pero es información y aumenta en un 60% cada año.

Socializar genera más información, y más rápidamente

Hay tantos datos no estructurados que demandan preparación en herramientas analíticas sofisticadas para entender la información.

Esto se llama big data, pero la gran mayoría no reconoce su parcialidad y las fallas del cerebro cuando trata con datos objetivos, cuantificables y estadísticas. Esto no significa que el juicio y la intuición no sean importantes, o que los estudios no pueden contener errores. Sólo indica que hay que estar preparado para usar los análisis para formar objetivamente los propios juicios.

La tendencia natural es tomar una decisión y luego buscar la evidencia para apoyarla. Las consecuencias negativas de permitir que fluya este proceso decisorio erróneo es que probablemente se podrían encontrar algunos hechos que apoyarían cualquier decisión.

La cantidad de datos demanda una nueva disciplina de gestión basada en la evidencia. Para ser competitivo, la gestión debe comenzar con los hechos, el análisis, y después la evaluación.

Con un presupuesto muy baoj, Beane conformó un equipo de baseball compuesto por jugadores que nadie quería y, contra todo pronóstico, Oakland Athletics se convirtió en el primero en ganar más de 20 partidos seguidos. La historia inspiró la película Moneyball, en la que Brad Pitt interpreta al directivo que ha cambiado sus parámetros de reclutamiento.

Basarse en las evidencias

Se trata de recoger los datos que encuentran, realizar el análisis pertinente y elegir el camino que dictan, sin privilegiar las valoraciones personales que van en contra y aplicar la información cuantitativa a las decisiones claves.

Los resultados de poner a competir ambas formas de trabajar son reveladores, pero se sigue apostando a la intuición y los ejecutivos siguen la dirección equivocada una y otra vez.

Otro grave problema es que no saben interpretar los datos. Se necesita información de calidad y para eso deben realizar las preguntas correctas y disponer de la tecnología apropiada.

El sistema de inteligencia artificial de Google venció al campeón del mundo del popular juego de mesa Go, en cinco juegos la máquina ganó cuatro. Su adversario, el coreano Lee Sedol, afirmó que la máquina realizaba movimientos inusuales que ningún jugador habría hecho.

La inteligencia artificial no piensa mejor que el ser humano: piensa diferente. Tiene otra forma de generar conocimiento. Las máquinas parecen tener un juicio excelente. Reducir la toma de decisiones a la intuición sin valorar la información recogida o no escuchar al sentido común para obedecer ciegamente lo que dicen los datos tampoco resuelve el problema.

No se trata de conceptos opuestos, sino complementarios

De lo que se trata es que la intervención humana permita que los datos hablen. El big data y la analítica son la condición necesaria pero no suficiente para optimizar la toma de decisiones. También son imprescindibles la intuición del que conoce y la del visionario que conceptualiza las apuestas de futuro.

Sin información, tenemos una persona con su opinión. Lo mejor es preguntar a los datos y valorar si la respuesta es razonable. No confiar al 100% en los datos ni en la intuición. El crecimiento del flujo de datos, dificulta su interpretación sin un equipo dedicado a analizarlos.

Analfabetismo digital

El problema no es tanto tecnológico como cultural: es no contar con que, las personas sobre las que recae esta responsabilidad estén preparadas para hacerlo.

La alfabetización se compone de la habilidad de leer, trabajar, analizar y argumentar con datos. Leer implica comprender qué son y qué representan; trabajar consiste en crearlos, adquirirlos y administrarlos; analizar supone filtrarlos, clasificarlos y compararlos; y argumentar significa utilizarlos para apoyar una narración más grande para comunicar un mensaje.

El 80% de los presos en EE UU son analfabetos. Existe relación directa entre éxito y alfabetización. La educación debe formar en competencias intelectuales y en tecnología.
Otro problema fundamental que afecta a la calidad del dato es su abundancia. Hace 15 años, encontrar la información justa era como descubrir un oasis en el desierto. Actualmente, hay que buscar agua dulce en medio del océano.

Un factor clave para analizar correctamente es la democratización del dato, que científicos de la información, expertos en negocios, desarrolladores e ingenieros trabajen sobre ellos de manera ágil, abierta y sencilla. Parte del problema reside en la gran dispersión de los datos.

El mito de la planilla de Excel

Excel se ha convertido, por defecto, en la herramienta por excelencia de autoservicio, y esto es un problema para garantizar la calidad del dato. En Excel, cada uno modifica la información como le conviene y saca conclusiones diferentes a partir de un mismo documento. Este problema se llama polución del dato y es el día a día de empresas medianas y grandes de todo el mundo. Pero el exceso de datos no tiene por qué ser un inconveniente si están bien trabajados, nunca es demasiado cuando se gestionan bien.

Las empresas deben transformar su manera de trabajar los datos para dar soluciones relevantes y, para ello entender qué información necesita para responder a cada pregunta. Hay otros motivos por los que no se deja a los sistemas de análisis tomar las decisiones. En ocasiones, el sistema desconoce ciertas fuentes de información relevantes a la hora de tomar una decisión. También existe desconfianza en el sistema: fue construido por personas y puede tener errores.

El cerebro es una máquina de creer

Según las encuestas el 60% cree en demonios, el 42% en fantasmas, el 32% en ovnis, el 26% en la astrología, el 23% en las brujas y el 20% en la reencarnación. En otra del Reader’s Digest, el 43% creía que puede leer el pensamiento, 50% haber tenido una premonición de algo que ocurrió, más 66% asegura que puede sentir cuando alguien los mira y el 62%, que podía saber quién llama antes de atender el teléfono.

A partir de datos el cerebro encuentra patrones, los llena de contenidos, les atribuye sentido e intención. El cerebro los conecta con patrones de significados que explican por qué suceden las cosas y los transforma en creencias que interpretan la realidad. Son modelos mentales.

La tendencia innata es a ver patrones aun donde no los hay. La naturaleza no tiene intenciones, ni moral ni propósitos: somos nosotros quienes los vemos por todos lados.  Se atribuye un protagonismo especial a las “neuronas espejo”, que se activan tanto cuando un individuo actúa como cuando la misma acción es realizada por otro.

La religión se mueve por la fe y la ciencia por la evidencia, la religión ofrece certezas; la ciencia, dudas; la religión propone explicaciones sobrenaturales; la ciencia se contenta con lo fantástica que es la naturaleza. Lo deseable es ejercitar el pensamiento racional y no la pseudociencia. El desafío del cerebro es comprenderse a sí mismo.

Creer o no creer

Los verbos crear y creer se conjugan igual en la primera persona: “Yo creo”. Según la Biblia Dios creó al hombre a su imagen y semejanza y lo dotó de su poder creador. El creativo cuando es innovador es el mejor imitador de Dios en la tierra.

Cuando Gillette quiso crear un producto para todos los hombres y dejar su empleo, decidió usar su capacidad de observación. Se asombró al ver a muchos hombres con la cara cortada. Y surgió su idea de la máquina de afeitar. Una idea que se convirtió en materia.

Todo lo que hacemos se basa en creencias, lo importante es juzgarlas por lo que producen. Una ideología cerrada puede ser cobijada tanto por un religioso como por un científico. Pueden barrer como basura, debajo de la alfombra, lo que la otra aporta. La ciencia misma cambió con el tiempo y sus ideas surgen de creencias, distintas a las del crédulo pero creencias al fin. Einstein mismo se horrorizó que su ciencia fuera usada para construir la bomba atómica. Ni la ciencia ni la religión solucionaron el drama de la pobreza ni perfeccionaron la educación que es la que fabrica los ciudadanos del futuro. Hagamos de este mundo un lugar mejor donde vivir.

No hay hechos, hay interpretaciones

Una buena teoría se crea en contacto con los hechos, anticipa otros que no se conocen o no ocurrieron, detecta causas y predice efectos. La teoría se articula con la práctica. La ignorancia o el desprecio por las leyes naturales, la acción sin retroalimentación, generan catástrofes. El resultado puede ser ese infierno que está lleno de buenas intenciones. Para Keynes los modelos deben adaptarse a la realidad y no la realidad al modelo. Es tan mala una teoría sin relación con la práctica como una práctica sin teoría. Las buenas teorías resultan de la experimentación y la observación. No hay nada más práctico que una buena teoría. Está sustentada en una intuición afirmada por la evidencia de los hechos.

Dr. Horacio Krell. Ceo de Ilvem, mail de contacto horaciokrell@ilvem.com

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